El preescolar Flor da Manhà diseñado en colaboración con a.studio.space, esta concebido como un pequeño pueblo donde los niños y sus cuidadores pueden experimentar un entorno comunitario enriquecedor. El diseño usa los edificios como una cerca perimetral para crear un espacio central seguro y protegido para los niños. La orientación de los edificios tiene en cuenta los vientos estacionales predominantes, las lluvias monzónicas y los ángulos del sol tropical. La entrada principal se ubica en el lado este, y la circulación bajo pasillos cubiertos aprovecha la moderada pendiente del terreno, permitiendo el acceso universal.

Nuestra experiencia en el diseño de escuelas amigas de la infancia y el desarrollo de la primera infancia nos ha llevado a organizar el programa en dos partes: la parte sur de la parcela presenta una sala polivalente que sirve de pivote para las aulas contiguas y zonas de juego cubiertas al aire libre, mientras que el lado norte alberga la cocina y el comedor, oficinas administrativas y áreas húmedas.

El objetivo es utilizar la arquitectura como un educador adicional, creando un entorno estimulante y enriquecedor para los niños a través de múltiples configuraciones y usos de los espacios. Cada salón de clases tiene un área de juegos al aire libre cubierta dedicada y contiene suficientes oportunidades para facilitar el trabajo de los cuidadores.

Para minimizar el uso de materiales importados, los muros de carga utilizan bloques de tierra estabilizada y comprimida (ISSB) dispuestos en una cuadrícula de 2 m, con contrafuertes reforzados que sirven como soporte lateral y vertical. El techo utiliza una chapa metálica superpuesta sujeta a vigas metálicas. La fenestración se logra con marcos metálicos y rejillas externas para brindar sombra y protección. La recolección de agua de lluvia se canaliza a un tanque de agua subterráneo conectado a una bomba alimentada por energía solar, mientras que las aguas residuales se tratan con un tanque séptico ubicado en la esquina inferior norte.