Este proyecto fue el final de una investigación de tres años de duración sobre la influencia de los espacios de los campos de refugiados de larga duración en el desarrollo de los niños pequeños.

La técnica de creación de murales Imigongo se originó en lo que hoy es la provincia oriental de Ruanda a principios del siglo XIX, esta técnica casi desapareció después del genocidio de Ruanda.

En los campos de refugiados congoleños en Ruanda, muchas familias utilizan barro y pigmentos naturales, para decorar sus hogares, replicando los diseños geométricos tradicionales del Imigongo. Estos refugiados son en su mayoría banyarwanda que emigraron al este de la República Democrática del Congo a finales del siglo XIX.

Con los murales de imigongo, el equipo de investigación pretendía hacer más amigables para los niños ciertas áreas identificadas por los padres y niños refugiados. El proceso de selección de los murales fue un esfuerzo de colaboración entre los refugiados participantes, becarios de arquitectura y trabajadores de ONGs. El equipo decidió que los murales deberían crear conciencia y desencadenar el desarrollo de más Espacios Amigos de la Infancia (CFS) alrededor del campamento. Se eligieron dos ubicaciones para los murales de imigongo: la maternelle en el barrio cuatro y un espacio cercano al mercado ubicado en el barrio dos.

Para el primer conjunto de murales, los niños, cuidadores, padres y artesanos eligieron los temas, los diferentes diseños y su organización en las paredes. En el segundo sitio, los vecinos seleccionaron los diseños que irían en las paredes de sus casas entre un conjunto de diseños tradicionales de imigongo. Una vez terminados los murales, los cuidadores de Maternelle plantaron flores alrededor de los murales. Algunos de los vecinos del segundo sitio también utilizaron algunos de los materiales restantes y buscaron ayuda de artesanos de imigongo para pintar los interiores de sus casas.

El diseño y producción de los murales implicó actividades activas y creativas con padres, movilizadores comunitarios, cuidadores y niños. A partir de estas conversaciones, se entendió cómo los participantes pensaban que las artes y las manualidades podrían usarse como una herramienta para crear espacios amigables para los niños.