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ESPACIOS EDUCATIVOS EN CAMPOS DE REFUGIADOS
El desarrollo de la primera infancia en los campos de refugiados de África Oriental se beneficiaria de un mayor enfoque en las iniciativas comunitarias y el aprendizaje informal en los hogares y espacios comunes.
Tipología de proyecto //
Fases de Diseño, Implementación y Difusión de la Investigación
Cronología//
2015-2018
Estudios de caso //
Campos de refugiados de Kyangwali, Kyaka II y Nakivale, suroeste de Uganda
Campos de refugiados de Kiziba, Kigeme y Mugombwa (Ruanda)
Campo de refugiados de Kakuma, Kenia
Equipo//
Investigadora Principal– Nerea Amorós Elorduy
Asistentes de investigación en Uganda – Moses Magala, Jackson Opolot, Tiffany Kaitezzi, Justicia Tegyeka
Asistentes de investigación en Ruanda – Shaffy Murwanashyaka, Yves Twizeyimana, Flavia Gwiza, Mugabo Medard, Frank Bagenzi, Aziz Farid
Asistentes de investigación en Kenia – Etta Madette, Aysha Esajee, Dolphine Kerubo
Fondos//
Desde principios de la década de 2010, ha habido una inversión cada vez mayor en la educación de la primera infancia en los campos de refugiados de África Oriental.
Un proyecto de investigación desarrollado durante tres años en siete campos de refugaidos de larga duración en África Oriental demostró que esta inversión se centra principalmente en entornos formales, pasando por alto las iniciativas comunitarias y el entorno construido. La mayoría de las antiguas instalaciones de aprendizaje están administradas desde arriba, financiadas por ONG internacionales, desarrolladas en estructuras permanentes y se imparten de acuerdo con un plan de estudios, calificaciones y acreditación establecidos una vez completados. Esta educación prescriptiva a menudo se considera intrínsecamente buena y el aprendizaje que ocurre fuera de clase se ignora en gran medida.
Esta investigación demostró que, especialmente para los niños pequeños, es importante reconocer que todo el entorno construido es una fuente de aprendizaje, ya que la evidencia en otros contextos ha demostrado que los entornos socioculturales y construidos son fundamentales para el aprendizaje y el desarrollo permanente a un nivel temprana edad. Por lo tanto, para integrar y analizar espacios como casas, calles, baños o espacios comunes como entornos de aprendizaje, esta investigación los clasificó en tres categorías: formales, no formales e informales.
Los entornos de aprendizaje formal a menudo están superpoblados, presentan condiciones sanitarias deficientes, tienen escasa estimulación y cuentan con cuidadores mal remunerados y poco capacitados. Sólo el 48% de los niños asisten a estos entornos y, aun así, sólo unas pocas horas al día.
Las iniciativas no formales tienen el potencial de brindar servicios mejor adaptados a cada comunidad, llenando los vacíos que dejan las formales. Sin embargo, estas iniciativas deben ser financiadas, monitoreadas o evaluadas. Estos entornos suelen estar poco estudiados, tener recursos limitados y estar establecidos en entornos mal construidos.
Los entornos informales, como el hogar, la disposición para dormir, las calles y los espacios comunes, perjudican el aprendizaje permanente de los niños pequeños que viven en los campamentos. Estos entornos tienen cuatro problemas principales: hacinamiento en el hogar y en el asentamiento, malas condiciones para dormir, vulnerabilidad en los espacios comunes y falta de áreas de juego para los niños pequeños.
Esta investigación encontró que los niños pequeños se ven afectados negativamente por el entorno construido de los campos de refugiados estudiados. Para ser más efectivas, las iniciativas de desarrollo de la primera infancia de los refugiados deben considerar todo el entorno construido como una fuente de aprendizaje y considerar las percepciones de los padres, cuidadores y niños para impactar positivamente el aprendizaje permanente de los niños pequeños.





