Un garaje independiente en una casa en Charlotte se transforma en dos oficinas, una en la planta baja y otra en el ático. La planta baja cuenta con una entrada lateral con un pequeño despacho/sala de reuniones y un aseo. La zona de recepción tiene ventanas que se abren al exterior y mamparas de cristal que permiten la entrada de luz natural.

El ático se equipa con aislamiento térmico y acústico, techo y suelo nuevo de madera sintética sostenible. Se añaden tres claraboyas a la pendiente del tejado orientada al este, haciendo que todo el espacio sea luminoso y acogedor. El ático se ha reconvertido en un amplio despacho con una zona tranquila que incluye un sofá cama, estanterías y armarios de almacenaje en los laterales donde la pendiente no permite un movimiento cómodo. Al final del espacio, hay un despacho con vistas a través del ventanal a dos aguas, separado por una mampara de cristal.